Por Brooks Peck
De acuerdo con la FIFA la tradición de cambiar las camisetas se inició en 1931 cuando el equipo francés pidió a sus adversarios ingleses las camisetas para conmmemorar una histórica victoria por 5-2 en Colombes.
Aún hoy, la más legenderia, la más recordada y la que originó la fiebre moderna del intercambio fue la de Pelé y Bobby Moore al final del Brasil - Inglaterra en 1970.
¿Por qué lo hacen?
Se trata de una muestra de deportividad, no de darle al oponente tu ropa sucia. Después de 90 minutos de disputa en el campo, el intercambio es una muestra de respeto por el oponente.
Cada selección proporciona al jugador al menos una camisa nueva cada partido. Para los jugadores no se trata de una gran pérdida. Cuando Pelé jugaba para el Cosmos llevaba para cada partido 25 o 30 nuevas camisas para satisfacer todas las peticiones... lo que demuestra que no todas las camisetas son valoradas por igual, aunque por lo general cada jugador la intercambia con aquel que tiene más cerca al final del partido.
La mayoría de los jugadores las guarda como parte de los recuerdos de su carrera, aunque algunos otros -los menos- las ponen a la venta.
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